El problema de la falta de educación no solo conlleva problemas de toda índole. También lo es la educación mal concebida y la sinergia que esto produce. Y cuando me refiero a esto es a la formación tradicional que se consigue en los primeros estadios, cuando se esta en la casita y s aprende que es mejor un emplasto de manteca tortuga que un heparinoide de marca. Acá por ejemplo es mas factible que alguien vaya donde un tegua o un yerbatero que donde un medico de formación. Para un campesino por ejemplo es mejor acceder a un emplasto que a una receta alópata. Y lo increíble es que se curan. Sea esto el efecto placebo o lo que sea, pasa que o la gente es muy resistente y aguanta hasta piedras en las arterias tal vez porque seguramente tienen un ángel que los cuida arriba en el cielo de los costeños.
Lo que no debería pasar es que esto se haga con propaganda que diría juzgo dañina por la mala formación que produce. En alguna ocasión tuve un medio encontrón con un gerente de Radio Mira que había entregado la emisora a los yerba teros de profesión (Cosa que sigue igual en las dos emisoras principales del puerto) por un cocacho que había publicado por esos días en el Popolo. Hoy tenemos yerbateros de todos lo pelambres, yerbateritos y yerbateros de tipo industrial. Teguas que sacan dientes y brujos que traen el ser amado y se lo quitan de al lado también por módicas sumas de su comúnmente menguado peculio.
Manes de la educación poco formal de un pueblo que se ha criado haciendo imbricaciones con brujos y chamanes. Donde las vacas y las mujeres en los campos paren con rezos, los niños se ombligan con sebo de murciélago y los hombres recurren al tuétano de zancudo para poder llegar al aquello con aquella, con solvencia y sin sustos.
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