miércoles, 8 de junio de 2011

El Confort y la infamia de la pobreza.

Por principio soy bastante escéptico de cosas como la atención de personas por el personal de barco Confort, pero, en fin, hay que dar el beneficio de la decencia ala gente del barco y al personal de nuestra Armada, Ejército y Policía que colaboran en estas vainas. Al fin de cuentas atienden un número casi igual a las cuatro mil personas, algo que no se haría en un año de atención en un hospital de los nuestros, sumado esto a las suficiencias del uno y las carenciada del otro. O sea que al fin de cuentas acepto el “obsequio” y le miro el lado bueno.
Pero hay un lado perverso en esto y es la pésima organización y la falta de cerebro en nuestras autoridades al organizar estas visitas.
De lejos, las personas que mas necesitan esta visita son aquellas que tienen problemas crónicos, cardiopatías, encefalopatías, labios leporinos, falta de extremidades, hidropesías y macrocefalias y de entrada esa selección la debería hacer un grupo de médicos de los mismos gringos para evaluar quienes necesitan mas de los servicios del Barco Hospital. Al final ve uno que un montón de viejas tontas se matan jalándose las greñas por un cupo para mostrar una mancha en una teta mientras un paciente con un grave problema de próstata u otra mujer con cáncer de cuello uterino pierden el cupo por este tipo de pacientes que no deberían estar haciendo nada en el grupo de los atendidos.
A primera vista es repulsivo ver como ancianos y malformados y enfermos de males imposibles hacen colas infames durante varias noches para acceder a un cupo. No deja uno de pensar en populismo barato que podrían convertirse en algo más constructivo.

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